Bayard: espejo de Francia

Bayard: espejo de Francia

En septiembre próximo, una delegación de CINEARTE Puebla viajará a Toulouse, Francia, para grabar un documental sobre el barrio de Bayard. Aquí el nacimiento de este proyecto que pretende retratar un espacio, una sociedad y una época.

(Alonso Fragua)*.

La rue Bayard fue mi primer contacto con Toulouse, ciudad que me acoge desde septiembre pasado. Esta calle comienza al borde del Canal du Midi (“de Mediodía”), a las puertas de la estación de tren Matabiau, y termina en el boulevard Strasbourg, arteria vial que delimita al centro de la Ciudad rosa. Los contrastes y peculiaridades de toda la nación francesa se encuentran en sus 600 metros de longitud y en las calles aledañas que son parte del barrio del mismo nombre.

Más allá de poseer los colores de alguna de las numerosas comunidades de inmigrantes que habitan aquí, Bayard ofrece una visión de la realidad económica y social de Francia. Sin ser exhaustiva, la lista incluye: más de cinco restaurantes de kebabs, una peluquería árabe, una tienda de “noche” –también árabe-, un par de panaderías y pastelerías, una tienda de ropa africana, una asociación de tango, decenas de consultorios médicos y un par de farmacias –cuyos servicios y productos cubre el Seguro-, tres tiendas de distintas cadenas francesas, un par de restaurantes asiáticos, un restaurante de alta cocina regional, dos salones de belleza 100% franceses, una estación de bicicletas propiedad del ayuntamiento, media docena de taxiphones o locales para llamadas al extranjero, y varios hoteles de tres, dos o cero estrellas donde las prostitutas de la zona cierran sus negocios.

Por último, aunque no menos importante, otro elemento siempre presente en la rue Bayard es el vagabundo, conocido de forma eufemística con las siglas SDF que significan Sans domicile fixe o Sin domicilio fijo. Si se trata de un SDF anarquista con apariencia punk -perforaciones corporales, tatuajes y cadenas colgando por doquier- el paseo que se obsequiará incluye una cerveza en una mano y, en la otra, la correa de su jauría de perros que le guarda compañía y protección. Para rematar la imagen, un clope o cigarrito, el cual forjará con las hojas y el tabaco de cualquier extraño que se le atraviese y a quien pedirá -casi exigirá- con un subtexto que va en la seguridad de la voz y lo penetrante de la mirada: “tú, que trabajas con y para el sistema, dame lo que éste me debe, lo que por derecho me corresponde como francés pero que he decidido no ejercer directamente desde hace 10 años cuando escapé de mi hogar, hastiado de las convenciones sociales de una patria que me daba todo –acceso universal a la salud, seguro del desempleo, ayuda para la vivienda, educación gratuita…”.

Si por el contrario el SDF es un miembro de la gente de viaje -de los romaníes, los gitanos o los zíngaros- éste podrá ser visto solo o acompañado de su hermano o hermana menor, sentados al borde de la banqueta, con una mirada triste y un hilito de voz que luego cambiarán por una sonrisa y una canción cuando emprendan el regreso al borde del río para reunirse con la caravana familiar, no para comenzar el viaje de nuevo, llevando música y la sabiduría de los espíritus a lugares recónditos como hacían un siglo atrás, sino para vivir otro día en un país al cual, como miembros de la Unión Europea, solicitarán ayuda social mañana…

Las reflexiones sobre Bayard, Toulouse y Francia, daban vueltas en mi cabeza desde hace meses. Mi primera opción para “vomitarlas” y compartirlas con los incautos que me lo permitieran tenía forma de crónica o de reportaje escritos. Luego, el tiempo y otras responsabilidades amenazaron con condenar el proyecto al olvido. Fue hace un mes que el destino de Bayard cobró una forma más concreta.

En Puebla, mi ciudad natal, no sólo dejé familia y amigos, sino un proyecto cultural al que le tengo mucha fe. Su nombre es Espacio Cultural de Cine y Artes Visuales, A.C. (ECCAVAC). Luego de cinco años de presencia en la ciudad, en enero pasado arrancó su primera generación de la carrera en Dirección Cinematográfica dentro de lo que ahora se llama Centro Internacional en Arte y Ciencias Cinematográficas (Cinearte). En septiembre próximo, los alumnos de esa primera generación así como su fundador, el cineasta José Luis Reza, vendrán a Toulouse como parte de un proyecto concebido y coordinado por Marjorie Blanc y apoyado por la Casa Universitaria Franco-Mexicana (MUFM por sus siglas en francés).

En el marco de esta visita, además de participar en distintas conferencias y pláticas, y mostrar sus primeros trabajos, los estudiantes grabarán una película sobre el barrio Bayard inspirados en la reflexión expuesta al principio. Aunque la propuesta original sea producto de la experiencia de un año de una sola persona -de un solo mexicano encarado a una realidad francesa particular-, la obra final será sin duda el ensamble de experiencias de todo el equipo realizador, enfrentado éste, asimismo, al choque cultural que vivirán durante sus dos semanas de estancia con familias anfitrionas en la Ciudad rosa.

Por ahora, el equipo de cuatro jóvenes trabaja en el guión de un documental con ciertos toques de ficción. El intercambio de ideas ha comenzado por videoconferencias, correo electrónico y en un blog en el que Marjorie y yo compartimos información sobre los temas presentes en el entorno donde rodarán.

En una próxima entrega hablaré sobre los avances del guión y otros detalles que la preproducción en ambos países vaya aportando. Hasta entonces, los interesados pueden visitar www.bayardencinearte.blogspot.com y www.cine-arte.net, además de agregar la cuenta @Doc_Bayard en Twitter.

*Periodista cultural poblano, colaborador de distintos medios locales y nacionales desde 2008. Recientemente cubrió los Encuentros de Cines de América Latina de Toulouse, el Festival de Cannes y el festival Rio Loco.

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