La paciencia y el cambio
En septiembre próximo, una delegación de CINEARTE Puebla viajará a Toulouse, Francia, para grabar un documental sobre el barrio de Bayard. Aquí el desarrollo de este proyecto que pretende retratar un espacio, una sociedad y una época.
(Alonso Fragua)*.
La paciencia y la conciencia sobre el cambio como única constante son dos elementos claves para un documentalista.
La paciencia, necesaria no sólo para una producción audiovisual sino para tantas otras empresas humanas, juega un papel importante desde la investigación y luego, durante el rodaje y la post-producción. Pensemos por ejemplo en un documental sobre la naturaleza y su papel cobrará un sentido trascendental. ¿Cuántas horas tendré que esperar para que la leona ataque a su presa? Paciencia, paciencia…
En cuanto al cambio, de nada servirá negarlo, evitarlo o mandarlo al demonio; él llegará solo y sin invitación. Empezar un proyecto con plena conciencia de que habrá cambios ahorrará muchos dolores de cabeza y/o nos abrirá las puertas a nuevos temas, enfoques o personas. Lo que empieza como un documental sobre un médico cuyos testimonios han contribuido a condenar a muerte a una centena, puede terminar como el medio para reabrir una investigación policiaca sobre un asesinato en Texas. Pregunten a Errol Morris y a su obra The thin blue line (1988).
Paciencia en Toulouse
El trabajo a distancia -ayudado por Skype y correo electrónico en nuestro caso- puede ser cansado. Sobre todo cuando hay siete horas de diferencia y es al lado francés al que le toca estar frente al monitor a las 11 de la noche. A pesar de mi constante optimismo, ahora puedo aceptar que las primeras conferencias no fueron muy productivas. Primero porque había que acabar de “vender” el proyecto a la parte mexicana.
¿Por qué ocupar las dos semanas de estancia en Toulouse en el retrato de un barrio “marginado” cuando en la misma ciudad tenemos sitios tan hermosos e importantes como el Canal du Midi –joya de la ingeniería civil del siglo XVII y patrimonio de la UNESCO-, el río Garona, o la presencia innegable del sector aeronáutico y espacial en la periferia? ¿O por qué no hablar de Antoine de Saint-Exupéry, pionero de la aviación y autor de El Principito y su relación con la Ciudad rosa? ¿O de Gardel y sus primeros meses de vida como tolosano?
Mi respuesta más breve: ¿por qué no? La más elaborada y visceral: porque como mexicano viviendo en Francia necesito hablar –aunque sea a través de otros- de lo que vi, de lo que me parece que pocos hablan y de lo que creo servirá a una reflexión más profunda sobre nuestro país, México, en tiempos de crisis. Por irónico que parezca, creo que es necesario conocer las realidades poco halagadoras del “Primer mundo” para salir de la negación propia, de la apatía constante y del malinchismo rampante.
Una vez vendida la idea y luego de varias sesiones que resultaron de “calentamiento”, la primera verdaderamente productiva tuvo lugar el 20 de julio. Para esa fecha, los alumnos ya habían involucrado a su profesor de Documental, Oscar González, quien ofreció asesorarlos de diversos modos. Su principal aporte, el dedicar las prácticas del curso a hacer pequeños trabajos sobre distintas calles de Puebla. Como respuesta a “qué se necesita para contar una calle o un barrio”, cada semana registrarían la historia, la geografía, la economía y la gente que trabaja, vive y pasa por cada zona seleccionada. El primer protagonista, el Barrio del Artista.
Cambios en Puebla
Primero eran los migrantes, la violencia contra ellos, la discriminación de que son objeto y el largo etcétera habitual. Luego fueron las prostitutas, el pasado “oscuro” de Toulouse que le dio el sobrenombre de la “Sodoma y Gomorra” francesa allá en la Edad Media.
La primera palabra o imagen que viene a la mente del tolosano no se relaciona con el tema de los migrantes. Sin embargo, producto de la información que llega a México sobre Francia -centrada en los problemas de migración en la periferia de Paris- hicieron que la primera propuesta de los alumnos fuera una versión varias veces contadas de la Europa mala-malísima ensañada con el inmigrante bueno-inocentísimo.
Para la segunda, el enfoque cambió y se posó sobre el negocio del sexo. Prostitutas, clubes nudistas, sex-shops, hoteles de media estrella, todo eso abunda por acá. Una caminata por ciertas calles, aún acompañados de la luz día, comprobará lo anterior. La culpa esta vez fue noventa por ciento de la parte francesa. Al intentar mostrar que la migración no era el tema principal y que había otros tantos,, cometimos el error de bombardear el blog con notas sobre la criminalización de la prostitución o la evolución de este oficio a lo largo de los siglos en el país y la ciudad, y así olvidamos, al igual que los muchachos, que había que seguir buscando un enfoque más equilibrado para el documental.
De nuevo, en aquella reunión del 20 de julio, las propuestas que discutimos fueron, ahora sí, más ricas en temáticas, en enfoques y más viables en términos de realización. Aunque para el día que redacto este texto el guión de trabajo sigue en proceso, éste se encuentra más cerca de agradar a todos y de constituir un esfuerzo realizable e interesante para mexicanos y franceses.
Todavía falta mucho trabajo antes de encender la cámara en esta Ciudad rosa, cuna de Gardel, de Airbus y, obviamente, de Bayard. Hasta que ese día llegue, o incluso, hasta que los créditos finales terminen de proyectarse en el estreno en mayo 2012, no podremos saber si el camino seleccionado fue el correcto. Mientras tanto, la invitación queda abierta a visitar el blog www.bayardencinearte.blogspot.com donde encontrarán los primeros artículos sobre Carlos Paz, mexicano residente en Toulouse desde hace cinco años y quien dará vida a Víctor, protagonista de nuestro viaje.
*Periodista cultural poblano, colaborador de distintos medios locales y nacionales desde 2008. Recientemente cubrió los Encuentros de Cines de América Latina de Toulouse, el Festival de Cannes y el festival Rio Loco.
Un pequeño mundo aparte…
En septiembre próximo, una delegación de CINEARTE Puebla viajará a Toulouse, Francia, para grabar un documental sobre el barrio de Bayard. Aquí el desarrollo de este proyecto que pretende retratar un espacio, una sociedad y una época.
(Alonso Fragua)*.
La idea de mostrar a Bayard como un microcosmos donde es posible identificar a toda Francia fue producto, como ya escribí antes, de la reflexión de un solo extranjero. Es decir, del que esto escribe. Esa visión, mi visión, imperó durante los primeros intercambios con los alumnos de CINEARTE que se encargarán realmente de mostrar la “realidad” de este barrio tolosano.
Mis relatos a través de las videoconferencias semanales y los textos en francés traducidos al español en el blog del proyecto reflejan, repito, una opinión muy específica sobre el tema; incluso la colaboración de Marjorie, la otra productora, no proporciona mucha variedad pues sus ideas permean las mías y viceversa.
Fue así que hace un par de semanas, buscando otras opiniones sobre Francia y la experiencia de vivir aquí, envié una pequeña encuesta a través del Librocara y por correo electrónico. Amigos mexicanos y latinoamericanos que viven o han vivido en el país de Sarkozy, lo mismo que un par de galos que radican hoy en México, respondieron a mis preguntas. Éstas, a su vez, fueron compartidas con los alumnos de CINEARTE, en especial con Felipe, el encargado de escribir el guión.
Aunque con ligeras diferencias, la imagen que me había construido no está tan alejada de la “realidad”. Tanto las cosas positivas como el lado “obscuro” de este país aparecieron en varios de los mensajes. La idea de la nación desarrollada con “una gran cultura culinaria, cinematográfica y artística en general; un país que tiene una gran historia” como escribía S., francesa radicada en México, no era algo ajeno a mis observaciones. No obstante, ella misma describía el otro polo unas frases más adelante:
Salí del país para estudiar en Suiza. Mi visión cambió totalmente. Me di cuenta que todo en Francia tenía que pasar por París, que el poder está muy centralizado, que los franceses son muy arrogantes y flojos, que se quejan de todo sin querer hacer un esfuerzo para cambiar las cosas. (…) Después me fui a México para vivir con mi esposo. Otro cambio total. No entiendo por qué los franceses se quejan, deberían salir del país. Aquí nadie se queja, ganan cacahuates pero saben vivir con eso. No es para nada el paraíso pero la gente es solidaria, se apoya entre sí. (…) No quiero regresar a mi país, porque la gente sigue igual, no ha cambiado. Todavía no entiende que para hacer avanzar las cosas quejarse no es la única opción.
E., mexicana que estudió en París y con “una relación apasionada y también tormentosísima, de amor y odio, de ruptura y reconciliación” con el país, compartía algunos aspectos agradables de su experiencia -no sin antes contar sobre la primera vez que fue discriminada en su vida, en la misma Ciudad Luz que la albergó.
Hay muchas cosas positivas. Yo viví en el 10ème arrondissement (décimo distrito del sistema administrativo parisino) y fue maravilloso ese encuentro cultural de caminar por mi calle Faubourg Saint-Martin llena de mayoristas chinos, dar la vuelta en la esquina, en Château d'Eau, y sentir que estaba en África con todas las peluquerías afros y continuar para poder entrar en el pasaje Brady lleno de olores a comida hindú y terminar con la calle Faubourg Saint-Denis repleta de kebabs y turcos. Esto es para mí el París que siempre quise conocer, bella ciudad donde podemos admirar la multiculturalidad.
Otras opiniones han ayudado a construir la imagen que el equipo de producción encontrará en carne propia. Bajo la etiqueta “De una mirada a otra” del blog –www.bayardencinearte.blogspot.com- los interesados podrán conocer otros fragmentos de estas reflexiones.
Mi imagen general del país galo no era la única que necesitaba enriquecerse con otras voces. La de Bayard, protagonista del documental, también. Más que alimentarse de otras opiniones, necesitaba saber si mis ideas sobre este barrio como un microuniverso o “espejo de Francia” no sonaban a delirio. Además, a través del blog, el énfasis sobre la prostitución e inseguridad que sin duda se leen en la prensa local, dio como resultado que las primeras propuestas de guión se concentraran demasiado en estos aspectos, sin tener los matices que, viviendo aquí, uno es capaz de percibir.
Carolina, amiga brasileña que vive en el corazón del barrio, opinaba que éste no le parece peligroso y que si tiene esta fama es debido a los vagabundos y prostitutas que se encuentran ahí. “Es más bien porque la gente tiene una visión negativa de estas dos comunidades”. Bernard, amigo camerunés, coincidía con ella totalmente. Para ambos, un paseante que atraviesa de la estación del tren hacia el centro de la ciudad a las 3 de la madrugada no corre ningún riesgo, pues las calles principales tienen movimiento 24 horas y eso las convierte en lugares seguros. Es más peligroso en ocasiones andar de noche por barrios elegantes, decían por separado. “Es en este tipo de colonias chic donde yo encontré el verdadero espíritu europeo, individualista. Ahí, si pides auxilio, cada quien se quedará en su casa sin prestarte atención”, continuaba Bernard.
Para Felipe, cineasta colombiano, más que peligroso, el adjetivo es triste. “La presencia de los vagabundos es lo más ofensivo a nivel visual; lo que más impacta, lo que pone la dosis de tristeza”, me contaba. “En Bayard encuentras el cliché francés del glamour –que no ves por ningún lado- confrontado con la realidad”. En su opinión, la hermosa fachada del siglo XIX de la estación de trenes Matabiau es la única imagen cien por ciento francesa del panorama. Carolina lo contradecía un poco: “El Carrefour y las panaderías son muy francesas…”.
Lo cierto es que, por más que enriquezcamos las imágenes de Francia y Bayard para el equipo que se prepara en Puebla, el momento de la verdad les llegará el 10 de septiembre. Ellos, al igual que yo, tendrán su primer contacto con Toulouse a través de esta mítica calle, puerta de entrada de la Ciudad rosa, arteria favorita de los noctámbulos tolosanos, y tantas otras cosas que nos tocará a todos descubrir. “Un pequeño mundo aparte”, como diría Bernard de Camerún.
*Periodista cultural poblano, colaborador de distintos medios locales y nacionales desde 2008. Recientemente cubrió los Encuentros de Cines de América Latina de Toulouse, el Festival de Cannes y el festival Rio Loco.
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