Producciones Shake & Falstaff.
Presenta: “MH…” Espectáculo clown de Abril Mayett.
Con: Abril Mayett y Fernando Villa Proal.
Dirección: Abril Mayett.
Con: Abril Mayett y Fernando Villa Proal.
Dirección: Abril Mayett.
MH” Es un espectáculo teatral concebido a través de la estética Clown, el objetivo principal es hacer una crítica chusca a partir del comportamiento femenino y el masculino en la sociedad actual.
El montaje surge ante la necesidad de comprender la naturaleza humana y sus expresiones a través de los géneros. El tema de los contrarios complementarios resulta fascinante, al punto de ser la motivación de una investigación antropológica-teatral que culminó escénicamente, y cuya premisa es la enunciación de las características que evidencian a cada género, que en sí mismas implican la eterna lucha por el poder.
Señalar éstas especificidades resulta valioso en tanto que, la conciencia del propio comportamiento explica el comportamiento ajeno.
El espectáculo hace un guiño sexista pero no con un fin confrontador, por el contrario, el planteamiento sectario recae en la idea de que la masculinidad y la feminidad no son otra cosa sino simple condición humana, que se acentúa de diferentes formas. No es el género sino la individualidad quien determina el carácter y el comportamiento.
“MH…” apela a que el espectador observe y critique los juicios de valor que se imponen a cada género y pueda comprender la necesidad de asumir a ambos sexos como dependientes y complementarios, encontrando en la lucha de géneros un motivo de risa, no de frustración.
No se trata de sexos, se trata de seres humanos ante situaciones específicas. Desde luego, para crear el discurso dramático que sustenta la puesta en escena, se contemplan hechos innegables como los automatismos e instintos propios del macho y de la hembra que sí determinan su proceder, pero que la sociedad usa ventajosamente para sacar provecho según sea el caso.
Este montaje nace en un contexto cuyo poder mediático exacerba los impulsos sexuales y a la vez ridiculiza a los géneros, banaliza las individualidades y convierte a los sujetos en objetos, promueve la confrontación entre los que son diferentes y niega la verdad universal de que un ser humano es semejante al otro.
Además, el modismo que ahora predomina las grandes ciudades y que pretende afirmar y enaltecer a la mujer, repetidas veces pisotea los derechos del varón. Ésta moda “igualitaria” y persecutoria de la “equidad” cae en el ridículo y evidencia que no hay nada más machista que el feminismo. La afirmación de un género no debe implicar la devaluación del otro.
No es prioridad crear un discurso aleccionador, el desarrollo de la puesta en escena apunta a crear un discurso escénico que si bien, tiene un fin didáctico, utiliza fundamentos lúdicos que apelen no sólo a la diversión del espectador, sino a la conciencia. Para ello se utilizó la técnica Clown (que rige la base actoral, las situaciones dramáticas y la plástica escénica) como base de trabajo, la cual exalta y devela los vicios de una forma cruda y evidente, logrando al mismo tiempo que el espectador critique los comportamientos que ve, expuestas a través de personajes reconocibles, identificables, humanamente parecidos a sí mismo, pero cómodamente risibles.
Señalar éstas especificidades resulta valioso en tanto que, la conciencia del propio comportamiento explica el comportamiento ajeno.
El espectáculo hace un guiño sexista pero no con un fin confrontador, por el contrario, el planteamiento sectario recae en la idea de que la masculinidad y la feminidad no son otra cosa sino simple condición humana, que se acentúa de diferentes formas. No es el género sino la individualidad quien determina el carácter y el comportamiento.
“MH…” apela a que el espectador observe y critique los juicios de valor que se imponen a cada género y pueda comprender la necesidad de asumir a ambos sexos como dependientes y complementarios, encontrando en la lucha de géneros un motivo de risa, no de frustración.
No se trata de sexos, se trata de seres humanos ante situaciones específicas. Desde luego, para crear el discurso dramático que sustenta la puesta en escena, se contemplan hechos innegables como los automatismos e instintos propios del macho y de la hembra que sí determinan su proceder, pero que la sociedad usa ventajosamente para sacar provecho según sea el caso.
Este montaje nace en un contexto cuyo poder mediático exacerba los impulsos sexuales y a la vez ridiculiza a los géneros, banaliza las individualidades y convierte a los sujetos en objetos, promueve la confrontación entre los que son diferentes y niega la verdad universal de que un ser humano es semejante al otro.
Además, el modismo que ahora predomina las grandes ciudades y que pretende afirmar y enaltecer a la mujer, repetidas veces pisotea los derechos del varón. Ésta moda “igualitaria” y persecutoria de la “equidad” cae en el ridículo y evidencia que no hay nada más machista que el feminismo. La afirmación de un género no debe implicar la devaluación del otro.
No es prioridad crear un discurso aleccionador, el desarrollo de la puesta en escena apunta a crear un discurso escénico que si bien, tiene un fin didáctico, utiliza fundamentos lúdicos que apelen no sólo a la diversión del espectador, sino a la conciencia. Para ello se utilizó la técnica Clown (que rige la base actoral, las situaciones dramáticas y la plástica escénica) como base de trabajo, la cual exalta y devela los vicios de una forma cruda y evidente, logrando al mismo tiempo que el espectador critique los comportamientos que ve, expuestas a través de personajes reconocibles, identificables, humanamente parecidos a sí mismo, pero cómodamente risibles.
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