Cuando la realidad golpea.
Del 13 al
23 de septiembre pasado, una delegación de CINEARTE Puebla llevó a cabo la
producción de un proyecto audiovisual en Toulouse, Francia, el cual retrató al
barrio de Bayard. Aquí el último
relato de este proyecto –aún en desarrollo- que pretende retratar un espacio,
una sociedad y una época.
(Alonso
Fragua)*.
La realidad, cualquiera que esta sea, acaba
por golpearte cuando menos te lo esperas. A pesar de las videoconferencias, de
la información compartida en el blog, y de la disposición a
contestar sus preguntas por correo, desde muy temprano fue evidente que Pamela,
Lupita y Raúl no estaban listos para retratar un barrio de una ciudad francesa
que les era totalmente desconocida.
La realidad,
entonces, se asomó poco a poco en cada uno de los 11 días que duró la
grabación, hasta que dos noches antes de terminar, nos dio la bofetada final.
En especial a Pamela, la directora.
No fue (sólo) la
falta de preparación sobre el tema. No fue (sólo) la falta de experiencia –no
hay que olvidar que los tres, junto con Felipe, el guionista, son alumnos de
primer año de Dirección Cinematográfica. No fue (sólo) el realizar un
documental con tintes de ficción. No fue (sólo) el enfrentar una primera
producción fuera de su zona de confort y rodeados de un idioma que no hablan.
Fue (todo) eso y más.
Por las calles de Bayard
Antes de llegar a esa noche del miércoles 21
en que el dilema sobre el destino final del protagonista, Carlos, se colara en
la mente de Pamela y la pusiera a trabajar intensamente, distintas experiencias
fueron moldeando las reflexiones de todo el equipo.
Si
bien las entrevistas con François Bordes, director del Archivo Municipal de la
ciudad, y con Gérard Villeval, conservador del Museo del Viejo Toulouse fueron sumamente
interesantes, los datos que aportaron se pueden encontrar en un libro. No
obstante, los relatos de Kharim y de Manu -y su perra Afro(dite)- fueron
invaluables.
Ambos
hombres nos pintaron una cara de Francia que, si bien no fue inesperada, cobró
un sentido especial viniendo de sus propios protagonistas.
Kharim,
padre de familia desempleado de origen árabe, no se limitó a describirnos la
situación del barrio o del país, sino que nos habló de la crisis que atraviesa
Europa. A pesar su propia situación –que lo tenía medio ebrio en plena calle a
las 4 de la tarde un lunes- no dejaba de repetir que valía la pena buscar un
cambio. “No por mí porque yo ya estoy jodido, sino por mi hijo. ¿Qué culpa
tiene él?”
Y luego vino Manu,
vagabundo con quien platicamos una tarde sentados en la esquina de la calle
Bayard y el Boulevard Strasbourg. Su encuentro le puso nombre y rostro a lo que
ese mismo día nos explicaba Monsieur Cousy, del Centro Comunal de Acción
Social, oficina encargada de la atención puntual a la comunidad de SDF o Sin
Domicilio Fijo.
Desmenuzar cada uno
de estos encuentros sería largo y complejo, además de que estropearía la
sorpresa de nuestro proyecto. Basta contar, por el momento, que no fue
suficiente el estar listos a cambiar de forma de pensar pues la realidad nos
golpeó de frente.
¿Quedarse o partir?
En ocasiones anteriores –y en este mismo
texto- había explicado un poco sobre una característica básica de nuestro
proyecto: su calidad de documental con tintes de ficción. Para lograr esta
mezcla incluimos al personaje de Carlos, quien de ser un “simple” guía a través
del barrio se convirtió en protagonista indiscutible.
En
un principio, si tuviéramos que usar porcentajes, diría que 80 por ciento del
proyecto debería ser documental, y sólo 20 de ficción. Pronto descubrimos que,
al tener una estancia tan corta sobre el terreno, la ficción serviría para
transmitir todo aquello que la cámara no pudiera registrar en el momento
preciso de que ocurriera. Así, la ficción acabará presente en 40 o 50 por ciento…
aunque eso lo sabremos de forma definitiva hasta terminar el montaje.
La
pregunta que abofeteó a Pamela la noche del 21 de septiembre, y que rondaba el
guión y desde el principio de nuestras grabaciones era, una vez que Carlos termine
de conocer el barrio y la realidad de la nación que lo alberga, ¿decidirá
quedarse o preferirá regresar a México, su patria?
A
pesar de que la respuesta está en Carlos, el personaje, y su evolución dentro
de la ficción que arropa el documental (¿o era al revés?), el camino para
llegar a ella está pavimentado con las reflexiones del propio Carlos, el actor,
de Pamela, la directora, de Lupita, la directora de fotografía, de Raúl, el
encargado de sonido, de Alonso, el productor. Y una vez en la sala de montaje,
de Felipe, el guionista, y de X, editor…
¿Quedarse como extranjero en una
Europa en crisis cuyo retrato no es exactamente como nos lo pintan en los
“países en desarrollo” o regresar a casa, a un México cuya realidad se hace
cada día más compleja, imprevisible y violenta?
Mientras
la respuesta cobra forma en “Bayard”, invitamos al lector a visitar el blog www.bayardencinearte.blogspot.com
para compartir anécdotas de la producción –como aquella del encuentro con Madame
Sonia- y la información que la post-producción vaya generando.
*Periodista cultural poblano, colaborador de
distintos medios locales y nacionales desde 2008. Recientemente cubrió los
Encuentros de Cines de América Latina de Toulouse, el Festival de Cannes y el
festival Rio Loco.
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