Desde que concebí la idea de escribir una historia que girara alrededor de una adolescente enfrentada a los misterios de las curaciones milagrosas, imaginé de inmediato el paisaje urbano en que La Casa de las Sanaciones* (EL SECRETO) debía estar ubicada: la ciudad de Guanajuato. Considerada como “patrimonio de la humanidad”, Guanajuato es el set perfecto para dar cabal veracidad a un relato fantástico en el que se me antojó adoptar la muy vigente y popular leyenda de los caballeros templarios para justificar con un velo de coherencia histórica la aventura que mi adolescente protagonista correría al irse a vivir a la extraña mansión de su muy peculiar parienta. La experiencia nos ha enseñado que cualquiera te compra la más descabellada de las mentiras, si la sabes sustentar en verdades ordinarias y comprobables. Y creo que lejos de resultar anacrónica, esta fantasía resultó más que verosímil, emocionante. La casa en sí, terminó por convertirse en uno de los protagonistas de la historia, pues los distintos esquemas de iluminación, emplazamientos y tonos de color proyectados terminaron de vestir la atmósfera en que los personajes se mueven y destacaron así mismo el humor en que también se desenvuelven. Rescatando algunas técnicas del “expresionismo alemán” estoy seguro de transmitir al espectador el tono que manifiesta el relato en algunas secuencias, pues fue así como inicialmente imaginé en el temprano proceso de crear la historia. Conciente de que mi labor como Escritor termina donde mi responsabilidad como Director inicia, mi compromiso se finca en la premisa en la que – como director – mi obligación será ahora la de ganarle al escritor, puliendo su obra cual diamante en bruto y trabajar junto con todos mis asesores y colaboradores para que entre todos logremos que la joya muestre la infinidad de facetas que la hagan resplandecer al ser proyectada finalmente en la pantalla. Seguro también que el relato cuenta con todos los ingredientes comerciales para hacer de La Casa de las Sanaciones un éxito de taquilla en nuestros territorios naturales, puedo contemplar un producto terminado de primera calidad con un alto potencial de interés y atractivo para los mercados y festivales internacionales donde podremos demostrar y lucir un México místico y misterioso que no nos hemos atrevido a explotar en toda su magnitud.
Gilberto de Anda
*La Casa de las Sanaciones era el nombre original de la película que al final termino llamandose “El Secreto”
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